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Por Victor G. García(@M0N0T0NO)

La pintura de Adam Chuck es tan cautivante como personal. Mediante la apropiación de fotografías digitales, selfies y snaps instantáneas, Adam Chuck presenta aspectos que comúnmente pasan de largo a primera vista, pero que si se observan con detalle representan momentos que abren una plétora de narrativas por descifrar.

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Adam Chuck nació en Cleveland pero trabaja en Brooklyn. Se graduó del Cleveland Institute of Art con una licenciatura en Dibujo. Su obra ha sido presentada en exposiciones individuales y colectivas en Estados Unidos y en México. De igual manera se encuentra en colecciones privadas en distintas ciudades de Estados Unidos, Inglaterra, Francia, España, Canadá y Sudáfrica.

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Combinando elementos del expresionismo clásico y el autoretrato contemporáneo, Chuck aborda temáticas como las relaciones interpersonales, la sexualidad y la vida diaria. El formato pequeño de sus pinturas, mismas que emulan a las polaroids, obligan al observador a sumergirse en los detalles, los trazos y las historias que cuenta.

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Este formato va acompañado de un soporte especial. El mylar sobre el que Adam Chuck trabaja le otorga a su pintura una dimensión que resalta las pinceladas mediante las cuales se esbozan fragmentos corporales y momentos cotidianos.

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La obra de Adam Chuck surge como una respuesta a una época donde se ha perdido la atención al detalle frente al océano de información que trae el Internet. Chuck nos obliga a detenernos, a recuperar la atención de la mirada y contemplar la belleza que se escapa.

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La obra de Adam Chuck se expone actualmente en la galería de Pequeños Bribones. 

Adam Chuck: intimidad instantánea